Recuerdo la fecha exacta del comienzo de, lo que es para mí, el comienzo de mi historia, era a finales de los ochenta, concretamente, en 1989, estaba a un año de publicar mi cuarto albúm en solitario, algo que me encantaba, tenía, en aquel entonces 31 años, recuerdo que nevaba mucho y hacía mucho frío, por lo que decidí sentarme en un sillón del salón y leerme un buen libro al calor de la chimenea, no sé cuantas horas estuve leyendo, solo sé, que cuando miré el reloj que estaba encima de la chimenea, ya eran las nueve de la noche, me froté los brazos con las manos y me asomé a la ventana, me fijé que en las puertas de Neverland, había alguien, no sabía quien era, así que decidí acercarme y cerciorarme de que no fuese ningún periodista cotilla.
Para mi sorpresa, no fue así, era una chica, al parecer estaba inconsciente.
La cogí entre mis brazos y la llevé hasta la mejor habitación de la casa, seguramente estaría congelada, tenía los labios morados y parecía un poco desnutrida.
Me quedé con ella toda la noche, por si había algún cambio, o empezaba a sentirse mal.
Pude apreciar que hablaba en sueños, parecía tener pesadillas, horribles pesadillas; hubo un momento en el que, realmente me asusté, porque empezó a moverse mucho. Me tumbé a su lado y la sujeté entre mis brazos para ver si se calmaba un poco, y así fue. Vi que llevaba un collar de oro con forma de corazón, era muy bonito y tenía algo escrito en él, además parecía un poco antiguo.
Sin darme cuenta me dormí abrazado a ella, y me desperté cuando eran cerca de las siete de la mañana. Revisé la entrada al rancho buscando alguna bolsa, o alguna maleta con cosas, pero no había nada.
Busqué a Doris, una mujer que era como una segunda madre para mí, y la informé de que teníamos una visita especial. Quería que esa chica se quedase un tiempo hasta que se recuperase, o que se quedase el tiempo que le fuera necesario.
La verdad, me sentía muy solo, y quería un poco de distracción, así que no vendría mal que se quedase, y a juzgar por las apariencias supuse que no tendría donde ir, así que mejor que se quedase en Neverland, aunque tampoco quería coger muchas confianzas, me habían hecho tanto daño en esos 31 años...
Cuando volví a la habitación ella estaba mirando absorta por la ventana, la claridad se reflejaba en su pelo rojo caoba, me apoyé en el marco de la puerta y se me escapó una sonrisa al verla tan concentrada mirando a fuera. De repente se estremeció por una pequeña ráfaga de viento que entró por la ventana, la cerró y al volverse se quedó mirándome fijamente, ante la incredulidad que despertaba yo no dejaba de sonreír.
Sin dejar de mirarla, volteé una silla que había en la habitación y me senté apoyando mis brazos en la espaldera, ella se sentó en el borde de la cama sin dejar de mirarme extrañamente.
-¿Has dormido bien?-pregunté, examinando su rostro.
-S...Sí-respondió ella tartamudeando, eso hizo que un poco de ternura aflorara en mi corazón.
-Me alegro-contesté aclarándome la voz-te encontré en las puertas de mi casa y no podía dejarte ahí con la nevada que estaba cayendo, lo siento si ha sido una extremada confianza, pero ya sabes, no podía dejarte allí muriéndote de frío.
-Gracias-contestó ella sonrojándose.
No pude evitar fijarme en sus ojos verdes, eran de un verde muy claro, tan claro que creía poder ver a través de ellos, además de eso me fijé en que tenía unas pequeñas pecas por encima de su nariz, la volví a mirar a los ojos y ella parecía estar un poco incómoda.
*-* Hermoso capitulo la verdad, te pio una gran disculpa Denis por no haber empezado a leer antes me parese hermosa esta fase de la novela asi... n_n narrada por mike seguire leyendo esta y la otra besos
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